lunes, 15 de junio de 2009

¡Oh! ¡Es ella!

Cuando pensaba que todo estaba perdido y que no volvería a ver a mi Bette Porter en la pantalla, un halo de esperanza entró a través de mi televisión: allí estaba ella, enchaquetadita y con la mismita cara que en The L Word. Sí, allí estaba Jennifer Beals, aparecida de sopetón en una serie en la que ni se le esperaba ni, a priori, estaba invitada con el mismito empaque de persona responsable, seria y competente. Eso sí, heterosexual.


Hetoresexual y coladita por el protagonista de 'Lie to me', serie a cuya primera temporada me he enganchado con profusión gracias a ese 'peaso' de personaje que es el doctor Lightman, experto en analizar las microexpresiones faciales y así, de paso, atrapar a los malos malísimos que pululan por las calles de Washington.


Bette Porter -¿o quizás debería decir ya Jennifer Beals?- hace de su ex mujer, quien aún sigue enamorada hasta las trancas de este peculiar personaje que no se parece en nada a la inteligente y pausada Tina Kenard. La separación la causó la afición extrema del doctor Lightman a analizar las microexpresiones del rostro: la pilló en todos los renuncios y al final ello acabó mandándolo al garete. Y eso debe de ser difícil, porque con la 'amplia gama' de expresiones de la Beals, tiene que ser casi imposible saber en qué piensa por su rostro.


Lo cierto es que su presencia en dos capítulos de la primera temporada de esta serie -además, por sorpresa- ha hecho que pueda volver a verla, aunque sea sólo durante unos instantes y perdida ya para siempre para la causa lésbica.